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Historia
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Francesco Paolo Ducci
Vive su primera adolescencia en un ambiente culturalmente estimulante, gracias al cìrculo de intelectuales y artistas que el padre; Domenico Antonio, mecenas, coleccionista de arte y gran viajero, quien transfirièndose en 1919 a Napoli en la època cosmopolita y escapando de aquella que definìa como “estàtica y conservadora mente de la bella provincia Toscana”; le habìa creado.
El eclepticismo de intereses que de tal ambiente se derivaba, condujo a Francesco Paolo a despreocupar el estudio sitemàtico a pesar de tener maestros privados y de las exigencias de su padre. La pintura y la lectura de la narrativa italiana y extranjera constituyeron en realidad, sus principales ocupaciones.
El idealismo ideològico dominante mucho mas fuerte con el comienzo de la guerra unido al sentido natural de aventura y al deseo de aprender, lo llevan a interrumpir, en contraposiciòn a los deseos paternos, sus estudios y a partir en 1941 como voluntario para Africa hasta 1946. El largo tiempo pasado en prisiòn (1943-1946) ademàs de apagar el ìmpetu juvenil, lo obliga a madurar velozmente.
Gracias a una serie de circunstancias favorecidas por el padre, durante el ùltimo año de prisiòn lo transfieren al Cairo donde le viene encomendada la tarea de bibliotecario que desenvuelve con una gran pasiòn y que le permite profundizar su preparaciòn interrumpida.
Regresa a Napoli convertido en un adulto y completa la escuela superior, comenzando posteriormente el estudio de leyes. Luego retoma los contactos en Toscana donde se ocupa de los intereses de la familia como peticiòn paterna, y a partir de la dècada del 50 tiene la posibilidad de entrar en contacto con el ambiente cultural florentino y sienès que gracias a la persecusiòn, fundamentalmente en el area del Chianti despuès de la guerra se establece una colonia de intelectuales extranjeros principalmente ingleses y franceses y adquiere una nueva dimensiòn internacional.
El cambio de su vida no llega sino hasta finales de la dècada del 40, en una Napoli marcada aùn por la guerra pero dispuesta a un rescate y un renacimiento cultural, donde encuentra en uno de los primeros grandes eventos sociales una joven aristocràtica napolitana: Annamaria Ferraro di Silvi e Castiglione.
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De una antigua casta napolitana, legada a la corte borbònica y cuna de algunos ilustres jurìdicos, pasa su adolescencia en los terribles años de la segunda guerra mundial.
El padre Edmondo quien ha vivido el màgico perìodo de la Napoli cultural y mundana entre las dos guerras –del dandismo de los años 20 a aquel de los años 30 que gracias a la influencia inglesa, francesa y americana, conforman la fase mas internacional de la ciudad – perteneciente a la escena cultural cosmopolita, amigo de Farouk de Egipto asì como de otros personajes que habìan establecido su residencia en la ciudad partenopea, o que habìan transcurrido un largo perìodo; y la madre, Giuseppina Di Ciò di Mirabella, crecida en el exclusivo centro Poggio imperial de Florencia, frecuentado contemporàneamente por las jòvenes de la casa imperial de Savoia, de una extraordinaria belleza, reservada e introvertida , encuentra a Francesco Paolo y contraen matrimonio.
Edmondo, de un espìrtitu libre, no asimila el fascismo y esta impostaciòn ideològica dejarà una huella significativa en la formaciòn de la pequeña Annamaria.
Los bombardeos a Napoli que a partir de 1943 seràn mucho mas frecuentes obligan a la familia a dejar el palacio de la ciudad y a refugiarse en sus propiedades rurales en Gragnano, Annamaria, ya desde muy joven comienza a demostrar su capacidad de adaptaciòn y espìritu creativo, organizando actividades familiares, sin dejar a un lado aquello que la atrae mayormente: la literatura y en particular la poesìa. Es precisamente en este perìodo donde realiza sus primeras composiciones en rima.
El regreso a Napoli en 1946 y el retorno a sus estudios estimula su pasiòn por la literatura, y sus encuentros con algunos intelectuales amigos de familia la orientan hacia un empeño mayor. Es en estos años que descubre su interès por el arte sobre todo el arte clàsico sin descuidar su dedicaciòn, motivada por sus padres a la actividad de solidaridad con las personas mas afectadas por la guerra.
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Francesco Paolo comienza junto a Annamaria y gracias a ella un intenso camino de recomposiciòn interior y de madurez cultural, que lo llevarà a una orgànica revisitaciòn de sus experiencias guiàndolo sin renegar de su pasado a una reinterpretaciòn de su historia personal.
Ambos comienzan los primeros contactos con el ambiente literario e intelectual de Napoli que se encontraba en un florecimiento de ideas y acciones, orientado al surgimiento de una nueva clase de dirigentes no particularmente interesada a la restructuraciòn de la ciudad y a su rescate del papel de capital cultural que tenìa antes de la segunda guerra.
Al final de los años 50 la joven pareja, ya consolidada con el nacimiento de sus primeros hijos Paolo y Domenico (Daniela serà la sucesiva) decide dotarse de un pied-a-terre en Roma en la via XX Settembre, donde a pesar de residir todavia en la ciudad partenopea, transcurren largos perìodos.
Esto representa en la parerja un salto de cualidad ya que les permite ampliar su horizonte cultural. El ambiente infinito de Roma y la dulce vida, el aire internacional que se respiraba y la vitalidad de sus cìrculos intelectuales los deslumbra y los conquista.
El contacto con el ambiente internacional en Roma estimula la curiosidad y el interès de la joven pareja por las culturas extranjeras y a mediados de los años 60 comienza un perìodo de viajes que durarà por el resto de sus vidas. Comienzan con Europa y su parte mediterranea: Francia, España, Portugal, Austria, Suiza y Yugoslavia. Luego las civilizaciones antiguas: Grecia, Turquìa, Egipto, sin menospreciar la Europa del este y Nordafrica.
Su estilo de viajar era similar al de los exploradores del ochocientos y mas lejano al turismo en su versiòn contemporànea, que de hecho no existìa en aquella època, o por lo menos no en Italia. La bùsqueda de conocimientos, el contacto con las personas locales y la profundizaciòn en los aspectos culturales caracterizaron sus viajes. Otra pasiòn que reaparece en Francesco Paolo es el arte culinario experimentando una oportunidad para cultivarlo en cada lugar visitado.
Los años 60 y 70 ven a Francesco Paolo y a Annamaria moverse a otros continentes: de Tailandia a Australia y a Nueva Zelanda, de Indonesia a Alaska, del Pacìfico que recorren a lo largo y ancho a Japòn, donde enamorados de la diferente y profunda realidad niponica deciden transcurrir un mes completo.
Mientras tanto en 1973 como suceso relevante de sus vidas se transfiere su residencia romana a los Parioli en la Via Ruggero Fauro.
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Nel nuovo appartamento dei Parioli, che Annamaria ristruttura e arreda tenendo in particolare conto gli spazi per accogliere gli amici, la coppia si propone di radunare esponenti della cultura, dell’arte, della politica, della diplomazia. Da subito si aggiunge, quale indispensabile corollario al “progetto”, una nuova protagonista : Alba, una cuoca eccezionale, che lascerà il segno nella società romana.
A partire dalla fine degli anni ’70, Francesco Paolo e Annamaria aprono dunque la loro residenza romana agli artisti e, grazie alla collaborazione della pittrice ungherese Eva Varsanyi, da tempo stabilitasi a Roma, hanno luogo una serie di esposizioni di giovani pittori soprattutto stranieri.
I rapporti instauratisi con i direttori di numerose accademie a Roma, in particolare dell’Accademia di Francia, permettono inoltre di entrare in contatto non solo con gli artisti che vi soggiornano (alcuni di essi vengono invitati ad esporre a via Fauro) e con tutto il mondo intellettuale che normalmente le frequenta, ma soprattutto con i grandi “culture makers” che animano la vita culturale della Capitale degli anni ’80.
Francesco Paolo e Annamaria soggiornano regolarmente a Roma dal giovedì alla domenica di ogni settimana. Ciò permette loro, senza recidere i legami con Napoli, di godere della vita culturale romana e di alimentare nel contempo una fucina di idee e di opinioni.
Intanto, soprattutto il giovedì sera, il salotto culturale ospita esponenti di rilievo della società e del mondo culturale, e sempre più se ne aggiungono a partire dagli inizi degli anni ’80 . Per il salotto di via Fauro passano quindi ministri, diplomatici, scrittori e giornalisti, critici d’arte, direttori di musei e generali, cardinali, artisti e musicisti, politici e imprenditori.
Annamaria, che continua ad approfondire la sua passione per l’arte del sei-settecento, pubblica alcuni articoli sulla pittura napoletana di quel periodo, ma non tralascia la sua passione primaria per la poesia e incoraggia giovani poeti, sostenendoli anche economicamente.
Francesco Paolo, europeista da sempre, consolida le sue convinzioni sulla necessità di un rapido, ma approfondito, processo di integrazione dei Paesi del Vecchio Continente, ma inizia altresì a mostrare interesse per l’aiuto allo sviluppo ai Paesi del Terzo mondo, visto soprattutto come strumento per un dialogo tra le diverse culture, e prende a collaborare all’attività di alcune società che operano nel settore della cooperazione, tra le quali l’Istituto Italiano per lo Sviluppo e la Cooperazione Internazionale, divenendone membro del CdA.
Intanto, nel 1989, rientrato da un lungo periodo trascorso all’estero, anche il primogenito Paolo, diplomatico di carriera, s’inserisce con entusiasmo nell’organizzazione del salotto e apporta un suo proprio contributo ampliando il ventaglio delle tematiche, apportandone di nuove e stimolanti, e della tipologia degli ospiti. Molti stranieri, infatti, inseriscono nell’ambito del loro tour italiano una visita al salotto culturale di casa Ducci.
L’attività va sempre quindi sempre più intensificandosi, e, contestualmente, la fama del salotto crescendo. Gli anni dal 1989 al 1994 sono in effetti da considerarsi come il suo periodo più proficuo e vitale, sia per la varietà degli ospiti che per la presenza di alcune personalità di grande rilievo. Solo la malattia di Francesco Paolo, e la contestuale partenza di Paolo per la Germania portano a rallentare il ritmo degli incontri e dei convivi . L’aggravarsi delle condizioni di Francesco Paolo e la sua morte nel maggio del 1996 sembrano chiudere definitivamente il sipario sul salotto culturale Ducci e sulla sua vivace e poliedrica attività.
Ma Annamaria, dopo alcuni mesi di smarrimento, reagisce con la sua ben nota forza di volontà: intraprende dapprima alcuni viaggi, effettuando tours culturali in Europa, quindi rinnova completamente l’appartamento di via Fauro, intenzionata a riaprire il salotto. Grazie al sostegno degli amici più intimi, agli inizi del 1998, il salotto culturale di via Fauro nasce a nuova vita. All’improvviso però agli inizi di giugno, Annamaria viene colpita da un aneurisma cerebrale. Si spegne quindi, dopo alcuni giorni di coma, il 5 giugno.
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Despuès de la pèrdida inesperada de los padres, con quienes habìa establecido una relaciòn de verdadera amistad y profunda complicidad, Paolo renuncia luego del encargo de Colonia (Alemania) a una segunda sede externa y decide regresar a Italia para ordenar la situaciòn patrimonial de la familia y para superar el sufrimiento que sentìa debido a su luto
Honorar la mermoria del empeño c ultural y social de sus padres se convierte en una de sus prioridades mas sentidas. Revivir el salòn de Via Fauro y el apartamento lleno de recuerdos se convierte en su misiòn y ayudado por las personas que lo frecuentaban a menudo y que le habìan demostrado una gran estima decide poner en pràctica una idea ya ventilada por sus padres, o sea, una forma de institucionalizaciòn del salòn pero de una forma diferente, mucho mas compatible con su cuadro profesional.
Es asì que en octubre de 1999 crea en honor a la memoria de sus padres la Fundaciòn Paolo Francesco y Annamaria Ducci con el fin de operar en el campo econòmico-social, cientìfico, cultural y artìstico sin abandonar el estudio històrico polìtico y con el objetivo de favorecer el espìritu del renacimiento que ha alcanzado en Italia su punto mas elevado, asì como la reafirmaciòn del patrimonio de ideas y creatividad que constituyen componentes muy peculiares de la civilizaciòn europea, fundamentalmente como defensa a los cambios que la globalizaciòn pudiera aportar a la concepciòn de independencia de las ideas y a la confirmaciòn de la cualidad intelectual y emocional del individuo.
La bùsqueda y el estudio comparado de temàticas relativas a la zona europea asì como los tema inherentes a las relaciones internacionales y su desarrollo històrico; la promociòn de eventos la reflexiòn con el objetivo de favorecer el confronto de las diversas corrientes de la cultura europea en sus mùltiples expresiones, en un proceso de crecimiento e integraciòn de la realidad institucional, representan los instrumentos de base a travès de los cuales la fundaciòn opera para la realizaciòn de sus objetivos.
Particularmente atenta a los notables cambios emergentes en la sociedad actual, y relacionada a las grandes problemàticas demogràficas de la nutriciòn, la ecologìa y el ambiente la Fundaciòn Francesco Paolo y Annamaria Ducci se propone alcanzar sus objetivos en el contexto de un desarrollo armònico de las diferentes tendencias religiosas filosòficas e ideològicas, sobre todo en el campo de una recomposiciòn de la distancia entre las ciencias humanìsticas y las ciencias tècnicas , con una particular atenciòn al confronto y al diàlogo entre las grandes culturas mundiales, a la salvaguardia de las culturas amenazadas y al contributo que la Uniòn Europea puede fornir para un desarollo econòmico- social de los paìses del este de Europa y de aquellos del tercer mundo compatibles con su identidad cultural.
El espìritu con el que la Fundaciòn se propone trabajar para alcanzar otros objetivos es el de contribuir a la reestructuraciòn de italia _algunas ciudades y regiones italianas en particular (Roma, La Toscana, Napoli, Venecia, Boloña, etc.)- que desde siempre han sido tierras de arte y cultura y puntos claves en la vida cultural Europea, permitièndoles en el perìodo renacentista, el desenvolvimiento del rol de guìa a nivel mundial, ademàs de prestar una atenciòn particular a las tecnologìas y la modernizaciòn de las comunicaciones.
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